"Hemos oído, sabido y visto aunque Rodríguez lo negaba"
Creo que Rajoy fue muy claro. No siempre he estado de acuerdo con Rajoy.
Sin embargo, las palabras que pronunció ayer las suscribo completamente.
“Llevamos treinta y ocho años demostrando que no estamos dispuestos a conceder una sola de las exigencias de los asesinos.
Las únicas opciones que hemos ofrecido a ETA han sido siempre o la rendición o la derrota. Frutos de esta voluntad fueron el Pacto Antiterrorista, la Ley de Partidos y la expulsión de Batasuna de la democracia y de la legalidad.
Gracias a todo ello hemos conseguido acorralar a los terroristas hasta el punto de que la derrota a corto plazo apareciera como una posibilidad alcanzable.
El Partido Popular, desde el primer momento, ha prestado un apoyo leal al Gobierno en los términos que establece el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, es decir, un apoyo para lograr la disolución de la banda armada sin que mediara ninguna clase de contrapartida. En este sentido, el señor Rodríguez Zapatero manifestó públicamente su conformidad asegurando que no se pagaría ningún precio político por el cese de la violencia.
Hemos oído, aunque el señor Rodríguez Zapatero lo negaba, que representantes del Partido Socialista y de Batasuna han celebrado reuniones secretas durante varios años, han pactado una especie de hoja de ruta que recoge los diversos pasos de la negociación e incluso han acordado el procedimiento para alcanzar los acuerdos.
Hemos oído, aunque el señor Rodríguez Zapatero lo negaba, que existe la intención de formar dos mesas para la negociación. Una a la que acudirían el Gobierno y ETA; otra en la que se sentarían el PSOE y Batasuna con quien quisiera acompañarles. Son dos mesas para una misma negociación que se separan únicamente para guardar las formas y poder afirmar —sin que se note el engaño— que con ETA no se negocian contrapartidas políticas. En efecto, se negociará con Batasuna que es lo mismo.
Hemos sabido, aunque el señor Rodríguez Zapatero lo ocultaba, que el alto el fuego no es definitivo, que - por el momento - ETA no desea abandonar de manera irreversible su actividad criminal, que no piensa entregar las armas y no considera la posibilidad de pedir perdón.
Hemos sabido que ETA suspendía temporalmente sus delitos porque esperaba contrapartidas políticas.
Hemos sabido que mantiene todas sus exigencias intactas: la autodeterminación, la anexión de Navarra, el indulto de sus presos y, como gestos de buena voluntad, la suspensión de la Ley de Partidos, del Pacto Antiterrorista, de la actividad policial, de las funciones de la Audiencia Nacional y el inmediato traslado de los presos a cárceles próximas al País Vasco.
Hemos sabido que los de ETA no renuncian a nada porque piensan que ellos han ganado y que hemos fracasado nosotros, los españoles, la Transición, nuestro proyecto autonómico y nuestro tenaz empeño de no ceder a las reclamaciones de los terroristas.
Hemos visto también que, desde el Gobierno, en lugar de salir al paso de estas exigencias con firmeza, se les allanaba el camino.
Hemos visto una manifiesta permisividad ante las ilegales actividades públicas de Batasuna que el Gobierno disfrazaba de ejercicio legítimo de derechos individuales.
Hemos visto una deliberada determinación de la fiscalía para no apreciar delitos en la conducta de los investidos como interlocutores indispensables.
Hemos visto que en Batasuna presumen de haber neutralizado a los jueces y ahora reclaman que se neutralice la Audiencia Nacional; en una palabra, el Estado de Derecho.
Únicamente pedí al señor Rodríguez Rodríguez Zapatero que, en cuanto fuera posible, confirmara cerca de la banda terrorista si existía o no una voluntad inequívoca de disolverse y que, mientras no tuviera una respuesta inequívoca, se abstuviera de tomar ninguna iniciativa que favoreciera a los terroristas.
Pues bien, señorías ¿cuál es la respuesta que he recibido? Ninguna.
Se ha dicho, ofendiendo a la inteligencia de los españoles, que no se trata de una negociación política sino de un ejercicio altruista de catequesis democrática.
Estamos hablando, ni más ni menos que de la legalización de hecho de Batasuna, de su reconocimiento como interlocutor válido, es decir, de compartir con ETA el diseño del futuro de España y del País Vasco. Ni más ni menos, señorías. No me vengan con subterfugios. No me digan que ETA y Batasuna no son lo mismo ni me cuenten que los socialistas vascos toman iniciativas por su cuenta. En esa mesa se van a sentar, los apoderados de ETA y del señor Rodríguez Zapatero.
Este gesto, que quiere parecer cínicamente inocente, arrincona la Ley de Partidos, rompe el Pacto Antiterrorista y se mofa de la sentencia del Tribunal Supremo que ilegalizó a Batasuna.
Este gesto significará, también, que el señor Rodríguez Zapatero mintió cuando dijo que no habría “diálogo con ninguna fuerza política ilegalizada”; que no se pagaría “ningún precio político”; y que “no habría negociación de ninguna clase sin renuncia previa a la violencia”.
Señoras y señores diputados, mientras esta ignominia no se rectifique, entenderemos que el señor Rodríguez Zapatero desea arruinar toda posibilidad de entendimiento con el Partido Popular. En consecuencia, el Partido Popular, que no puede permanecer impasible ante hechos de esta naturaleza, rompe toda relación con el Gobierno del señor Rodríguez Zapatero, le retira el apoyo que venía prestándole y pondrá todo su empeño en que no se consume lo que consideramos un grave atentado contra el orden jurídico, la legalidad democrática, el Estado de Derecho y la seguridad de los españoles”
RAJOY UTILIZÓ LO DICHO HASTA AQUÍ PARA JUSTIFICAR LA SIGUIENTE RESOLUCIÓN QUE DESGRANÓ EN 4 PUNTOS:
“En primer lugar, como señala la resolución, no aceptamos que ETA reciba ninguna contrapartida política. No le debemos nada. Ya hemos pagado suficiente por no ceder a sus exigencias. No vamos a pagar otra vez para darles gusto. ¿Hay alguien que no esté de acuerdo con esto?
Llamamos contrapartida a cualquier cosa que solicite ETA: desde la pasividad del fiscal hasta la independencia. La única mesa que ETA necesita es aquella en la que vaya a depositar sus armas.
De manera concreta, en nuestra propuesta se rechazan dos cosas: la autodeterminación, sea como fuere que la disfracen, porque no tiene cabida en nuestro ordenamiento jurídico, y cualquier pretensión sobre Navarra.
En segundo lugar, que el Estado no está en tregua, esto es, que ni los fiscales se distraen, ni los jueces se amoldan, ni la policía descansa, ni la administración penitenciaria se reblandece, ni las leyes pierden vigencia.
En tercer lugar, que estamos en deuda con las víctimas del terrorismo. ¿Quién lo duda?
Las víctimas encarnan el precio que hemos pagado por no ceder a ETA. Su dolor no es fruto de un accidente. Sufren porque los españoles hemos decidido mantener una postura política digna frente a los asesinos. Ellos han pagado en nombre de todos nosotros y tienen derecho a exigir que no se devalúe su sacrificio ni se les hurte la justicia ni se les arrincone en el olvido. ¿Hay alguien que no esté de acuerdo con esto?
En cuarto lugar, antes de que el Gobierno tome ninguna iniciativa, es preciso constatar la disolución de la banda, como prometió el señor Rodríguez Zapatero el primer día. Esta noticia no la hemos recibido todavía y, mientras no la recibamos, ni el Gobierno ni el Partido Socialista están legitimados para tomar ninguna decisión sobre la banda.
Señorías, esta resolución no pone en peligro ningún proceso de paz. No juguemos demagógicamente con las palabras. Todos queremos vivir libres de amenazas.
La cuestión no es si queremos o no queremos vivir en paz. La cuestión es si hemos de pagar un precio o no pagarlo”.
RAJOY ACLARÓ DOS MALOS ENTENDIDOS:
“Batasuna, con este nombre o con otro cualquiera, diga lo que diga y jure lo que jure, seguirá siendo lo mismo que ha sido siempre, lo único que da sentido a su existencia: un apéndice de ETA.
El otro aspecto que conviene aclarar es el del nombre de esta operación. No me gusta esa insidia de proceso de paz porque desfigura la realidad a favor de los terroristas y juega sucio con los deseos de los españoles”.
Y TERMINÓ:
“Señorías, todos deseamos vivir en paz, pero no a cualquier precio. Los españoles, que han conservado siempre la cabeza erguida ante ETA, que no han retrocedido jamás ante el terror; que han sabido convivir con el sufrimiento y enterrar a las víctimas con orgullo; que han salvado su dignidad individual y colectiva, pueden aceptar, y han aceptado siempre, que se hable con los asesinos para saber si están dispuestos a dejar las armas... y para nada más”.
¿Por qué Rajoy no estará siempre igual de claro y contundente?
Ya era hora que Mariano Rajoy pusiera los puntos sobre las íes, se dejara de vaguedades y llamara a las cosas por su nombre. Ayer, sobresaliente.
El día 10, el sobresaliente será para los ciudadanos que gritemos libertad en la plaza de Colón.
SIENTO SER TAN PESADO. PERO, CUENTO CON USTED.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home