El botijo
Cuando hace tres años, los habitantes de esa bella región pensaron que su futuro estaría compartido entre la agricultura y el sector servicios, llegó el 11 M y posibilitó que Rodríguez pusiera a esta “experta” al frente del desaguisado.
A su proyecto, derrochando imaginación, le llamó Plan AGUA. Hoy, por no quedar, no queda ni plan. Del agua, ni para adulterar la leche.
Narbona, al dictado de su jefe zETApé, sentenció primero que para los campos de golf ni una gota.
La gente sufrida del levante español agachó la cabeza y admitieron que, como tantos años atrás, continuarían haciendo caballones con el legón y seguirían con el lomo doblado plantando tomateras.
Pasó el tiempo, algunos de los campos de golf proyectados se fueron construyendo, fundamentalmente en ciudades gobernadas por el PSOE. Por desgracia, el agua no era suficiente para todos. En Los Alcázares, Murcia, gobernado por el PSOE, con dos campos de golf de 18 hoyos y sus correspondientes macro urbanizaciones, es el municipio de mayor crecimiento inmobiliario de la región de los dos últimos años, por encima de la capital. ¿Coherencia zapateril?
Para terminar de arreglar el entuerto llegó la pertinaz sequía, la misma que le servía al régimen franquista para exculparse de los problemas de desarrollo.
Franco, al menos, hizo muchos pantanos y el trasvase del Tajo consiguió, hasta hoy, apagar la sed de los que no tenían agua.
Ahora ese grifo también está cerrado.
Ya no había agua para los campos de golf, pero tampoco para los tomates.
En tres años en el levante español se ha pasado de tener nuevas perspectivas de trabajo en el sector inmobiliario, turístico, de servicios, sin olvidar una pujante industria que también necesita el agua, y una rentabilísima agricultura en la que se había invertido muy fuerte en su modernización para ser competitiva, a encontrase como en el cuento de la lechera. Todo porque el desgobierno socialista necesitaba, para poder gobernar, pactar con los separatistas de la extrema izquierda catalana (ERC) que exigió la derogación del trasvase del Ebro.
En tres años se ha pasado del trasvase del Ebro, del Tajo y alguna desalinizadora construida por los peperos a alguna desalinizadora que funciona a medio gas porque con su salmuela destruye las praderas de poseidonia.
¡Qué éxito, Rodríguez!
Asistimos con tristeza al lamentable espectáculo de ver como en lo que va de año, a pesar de la sequía, el Ebro ha arrojado al mar diez mil hectómetros cúbicos. Sólo con la décima parte, mil, que eran los que habría llevado el trasvase a la Comunidad Valenciana, Murcia y Almería, los proyectos emprendidos habrían llegado a buen puerto con el consiguiente beneficio para los levantinos y por ende para toda España, también para Cataluña.
Pero nos encontramos con la bicha independentista de la extrema izquierda catalana que quiere todo para ellos y al ser posible arruinando a España, a la que tanto odian.
En Cataluña si se pueden hacer campos de golf. No en vano es la región de España que más campos de golf ha construido en los últimos dos años.
En Cataluña se puede urbanizar la costa, incluso el delta del Ebro. ¡No hay problema!
En Cataluña, ahora, los ecologistas no ponen el grito en el cielo cuando las urbanizaciones y los campos de golf crecen en el delta como setas en otoño.
En Cataluña, ahora, no morirá la fauna ni la flora al asfaltar las calles de las nuevas urbanizaciones. Sin embargo, antes podían morir el somormujo bigotudo de Carod o la garceta parda de Iceta (especies endémicas de la zona) si no recibían el aporte necesario de agua dulce del Ebro, que son animales “mu” listos y se dan cuenta que llega un diez por ciento menos de agua y ellos la quieren toda.
En Cataluña, ni entonces, ni ahora, pueden competir con el clima de Almería, Murcia o Alicante. Los inviernos aquí son primaveras en Cataluña.
La historia, esta triste historia de insolidaridad, protagonizada por los que más presumen de solidarios, está tocando a su fin.
Los resignados levantinos vuelven a mirar al cielo y piensan resignados: “bueno mientras tengamos para lavarnos…”
Pues tampoco, ni para beber si se descuidan. Bueno, para beber sí. Sí pagan el agua que les servirá la Font Bella de turno recién traída de Cataluña en camiones y debidamente embotellada, que es como únicamente autorizó Rodríguez que se trasvasara el agua a esta región.
Ayer, la ministra de la sequía y los incendios se levantó con la idea de que la historia la recuerde por otra metedura de pata y afirmó que sólo se podrá gastar un máximo de 60 litros por persona y día.
¿Cómo se podrá reducir en un setenta por ciento el consumo de las familias? La media en España es de 170 litros siendo el levante la región que menos gasta con 140. Me lo explique, oiga.
Fácil, dijo la ministra al pedirle explicación. Por una vez, sin que sirva de precedente, lo tenía todo pensado. El que gaste más que lo pague bien “pagao”.
Espléndido, digo yo. ¡Qué se jodan los más pobres, como siempre! “¡Viva el socialismo!”, gritan afónicos los ricos. ¡Viva el socialismo, que la bolsa sigue subiendo que importa pagar 30 euros más de agua!
Con esta medida tan progresista y tan social pensando sólo en el pueblo al que dicen representar, los pobres tendremos que volver a salir a mear a la vía por falta de perras para pagar el agua que se pierde por el retrete.
No me cuesta mucho recordar a Rodríguez en un mitin en Murcia, unos días antes del fatídico 11 M, cuando enfervorizando a los parroquianos más, digamos moldeables, del lugar profetizaba:
“nosotros os traeremos el agua antes, más y más barata”
Dan ganas, a falta de agua, de ahogarse en lágrimas, que es de lo poco que va quedando y que de momento no se han dado cuenta que todavía es nuestro.
¡Maldito 11 M!
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