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martes, diciembre 05, 2006

Los okupantes

Cualquier sociedad libre se basa en dos principios fundamentales: el respeto a la vida y a la propiedad privada de los ciudadanos. Para salvaguardarlos, la sociedad echa mano de la ley.
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La principal razón de ser del derecho, los jueces y los tribunales ha sido defender la vida y la propiedad frente a las agresiones que éstas pudieran sufrir. Y es que no podemos ser libres si dependemos de la voluntad de terceros para poder utilizar nuestras pertenencias, hogares y enseres del modo en que deseemos.

Sin las normas que velen por la vida y la propiedad privada no habría poder público y los ciudadanos estaríamos dando por bueno un movimiento social cuya doctrina, enunciada por Bakunin, propugnaba la desaparición del Estado y de todo poder: el anarquismo.

Esto viene a cuento por el clima de inseguridad que de un tiempo a esta parte se vive en Barcelona.
Hace unas semanas se suspendió la cumbre de ministros de vivienda de la UE que se iba a celebrara en la ciudad condal por problemas de agenda de los ministros, dijo la ministra de las soluciones habitacionales, porque Cataluña estaba en pleno proceso electoral dijo Rodríguez, porque no se podía garantizar la seguridad apuntaron la policía y los más acertados, cuando por esas fechas grupos de okupas producían desórdenes un día sí y otro también.

Estos jóvenes radicales nacidos al abrigo de la extrema izquierda recalcitrante se definen como portadores de una cultura alternativa, la progresía los llama en los noticiarios “okupas antisistema” pero en realidad son anarquistas.

Las últimas noticias son que un grupo de estos buenos chicos en el ejercicio de su libertad, que diría Pepín, han tenido a bien ocupar por la fuerza una propiedad que no es suya. Tiene dueño.
Aducen que no tienen casa y en algún sitio tienen que vivir, además como la fábrica no estaba en uso han decidido decorar y acondicionar el recinto para convertirlo en un “centro de kultura”.
¡Usted, a trabajar para pagar la hipoteca, el sueldo de los desgobernantes y los bocatas de los anarquistas!

La policía no ha intervenido y ante la denuncia del propietario del inmueble, el juez le insta a que demuestre que el edificio es suyo.
¡Cojonudo, señor juez! Con todos los respetos, a quien no pertenece es a la tropa que lo ha asaltado. Eso es evidente. Si el edificio no fuese del ciudadano que lo ha denunciado y que paga una parte de su sueldo para que le proteja de esto, no se habría molestado en ponerlo en conocimiento de su señoría.
La policía, como si de una ONG con pistolas de juguete se tratase, les lleva bocadillos y mantas. Al ciudadano, que con sus impuestos contribuye a pagar los sueldos de estos servidores de la ley, como al señor juez, supongo que se le habrá quedado cara de imbécil. Como a todos los que madrugamos.

Estoy seguro que muchos de los progres que apoyan a estos parásitos sociales no tendrían inconveniente en cederles sus segundas o terceras residencias. ¿Por qué no lo hacen?

El alcalde de Barcelona dice que hay que tender la mano y dialogar con ellos. Afirma que no hay porqué molestarse si son unos buenos vecinos.
Je, je, con los sociatas todo es relativo. Todo vale. ¿Por qué no?
El del sexto es un buen vecino, no se le oye, paga religiosamente las derramas mensuales de la comunidad y da los buenos días, incluso le sube la bolsa de la compra a la jubilada del quinto. Sólo tiene un problema: le pega a su esposa e hijos. ¿Le tendemos la mano?
Los recién casados del tercero trabajan los dos. Llegan a casa a las tantas. Son muy trabajadores. Él se saca un dinerillo extra de camarero los fines de semana y ella hecha horas limpiando casas. Sólo tienen un problema: que algunos meses no les llega para pagar la letra del piso y tienen que pedir prestado a los padres de ella. ¿Les autorizamos a que rompan la puerta del segundo, en el que no vive nadie, pero tiene dueño, que bien podría ser usted y luego dialogamos y les tendemos la mano?

¿Con qué cara se pueden presentar algunos de estos políticos y los artistas progres que los justifican ante tantos jóvenes que hacen encaje de bolillos para comprarse su solución habitacional, como dice la ministra ApreTrujillos?
¿Hacia dónde nos llevan estos tramposos?

El respeto a la vida y a la propiedad privada es una condición necesaria para la existencia de un orden civilizado, del mismo modo que la barbarie empieza a asomar la cabeza cuando ese respeto deja de existir.

Gracias, Rodríguez. Para algunos contemporáneos de tu abuelo podrías haber sido el líder de la CNT o la FAI, supliendo a Buenaventura (de buena nada, que este asesino mató a mansalva) Durruti.