Rabia

Enojo, ira, enfado, cabreo… Es lo que estamos sintiendo una parte muy importante de los españoles a raíz de los acontecimientos que “el Solemne” está propiciando.



A muchos españoles nos empieza a hervir la sangre y nuestra alma se apasiona hasta sentir indignación.
¿No les parece un mal sueño? ¿Es posible que la unidad de España, con más de 1500 años de historia, se pueda tirar al cubo de la basura por un sectario?

Me asalta una duda: ¿Los que organizaron el 11 M planificaron la desmembración del país más antiguo del mundo? ¿Ése era su objetivo final?

La furia es comprobar que hemos llegado hasta aquí en trenes de cercanías y después de una manipulación descarnada.

No olvidemos que hasta el 11-M, el PP sacaba varios puntos de ventaja al socialismo zapateril.
No olvidemos que la duda que se planteaba el 10 de marzo era si el PP revalidaría la mayoría absoluta.
No olvidemos que la propaganda de la izquierda y dePrisa se ocupó de, en dos días, 12 y 13 de marzo, presentar a un culpable: el gobierno de Aznar.
No olvidemos las manifestaciones antidemocráticas de esos dos días, el apedreamiento, quemas, asaltos a las sedes del PP y el acoso a sus dirigentes.
No olvidemos los insultos de mentirosos y asesinos dirigidos al PP, en especial los de Rub – Al – Kaaba prostituyendo la jornada de reflexión.
No olvidemos lo que estos días se está liquidando: España. Comenzó el 11 M a las 7:40 en unos trenes de cercanías con unas bombas que pusieron unos moros, que casualmente se suicidaron en Leganés, pero seguimos sin saber quiénes estaban detrás del atentado. ¿Por qué los que antes querían saber, ahora no quieren?

No olvidemos que los días claves fueron el 12 y el 13. Los sucesos de esos dos días propiciaron un cambio de orientación en el sentido del voto que ha degenerado en esta situación límite.

En las películas y en la vida real se encuentra al culpable. En un porcentaje muy elevado de casos, éstos se encuentran entre los que se benefician del crimen.
¿Quién, o quiénes, se están beneficiando de la masacre?

El sábado, Otegi, el portavoz de los terroristas vascos, dirigiéndose a un grupo muy numeroso de sus seguidores, anunció que la solución del conflicto estaba muy cerca y que estaban ganando.
¿Saben que cuando uno va ganando hay otro que indefectiblemente va perdiendo?
Ganan los terroristas, los separatistas vascos y catalanes, los que odian a España y perdemos los demócratas, que somos la mayoría del pueblo español.
La constitución separatista catalana está saliendo del horno y el panadero que la ha horneado ha sido un zapatero, un Solemne zapatero remendón.

La rabia es que quien tenía que defendernos se ha alineado claramente en nuestra contra.

La corajina, el despecho, es comprobar que la sociedad española vive ajena a lo que nos estamos jugando: la democracia y la libertad. Sí señores, eso ni más ni menos. Nos están cambiando en nuestras narices las reglas del juego, qué digo, están jugando con cartas marcadas, se descartan a su antojo, saltándose las reglas y miramos para otro lado. El juego está terminando y al “Solemne”, que es a quien autorizamos para repartir las cartas, ha estado haciendo trampa toda la partida y continuará si no lo paramos.

Como español, y amparado en la Constitución, tengo el deber – lo juré con 18 años- y el derecho de defender a España.