¿Dónde está el cadáver de Caldera?

Ayer se produjo otro asalto cobarde del independentismo extremista NAZI-onalista catalán. La ministra de la incultura dio la orden de expoliar, con el consentimiento del “solemne” Rodríguez, una parte del archivo de la guerra civil española para entregarla a sus socios antiespañoles de la extrema izquierda catalana.


Según el aragonés Pérez Carod, personaje siniestro para España, el expolio de una parte del archivo no es una compensación política. Según este antiespañol declarado que pacta con la ETA en Perpiñan la liquidación de España unos meses antes del 11M, se restituye a los ciudadanos catalanes lo que es suyo.

Este argumento tan indecente lo escuchará usted de boca de los progres – estos no se avienen a razones, la secta es la secta- y de mucha gente buena que creyó en el socialismo y que sigue sin querer ver la realidad, y a estos hay que desmontarles los argumentos cínicos y mentirosos.

La argumentación del separatista sería impecable si Cataluña restituyese a su vez el Archivo General de la Corona de Aragón que está en Barcelona o las obras de arte religioso que están en la diócesis de Lérida pero son de la diócesis de Huesca, y que el Papa ha ordenado su devolución pero no se lleva a cabo o de las múltiples obras de arte y documentación que no son catalanas y sin embargo allí están depositadas.


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¿Tan importante son estos documentos para Cataluña?

No, creo que no. El expolio es el subterfugio, es la forma de doblegar, de someter, de subordinar a la soberanía española. Es otra cosa para la buchaca. Es otra contribución al objetivo final, la liquidación de España tal y como la conocemos hoy, que se hará realidad con el estatuto de cataluña.

Otra argumentación tan baladí como la anterior y que tendrá que oír de los sectarios, es que un grupo de expertos han dictaminado el traslado.

¿Qué expertos? ¿Los nombrados a dedo en función de su ideología? ¿Los que cobran en función del dictamen? ¿Qué experto puede aconsejar la ruptura de un archivo? ¿En base a qué? ¿Alguno de esos expertos era el esquirol Caldera?

Un archivo o un museo tienen sentido cuando en él se concentra el mayor número de documentos o el mayor número de obras de arte. La razón es obvia, si un historiador o un particular quiere investigar un determinado hecho, es más fácil, cómodo y barato hacerlo con la mayor documentación posible. Si el museo del Prado, el Tyssen, el arqueológico o el museo Reina Sofía son museos muy visitados es por el número y calidad de sus obras.

Otros defensores de lo indefendible, de esos que abogan por repartir lo de los demás poniéndose en primera fila para recoger, pero se oponen a repartir lo suyo, dicen que da igual que el archivo esté en Barcelona o en Salamanca. No en vano, en Salamanca han quedado copias.
Por esa regla de tres a Cataluña deberían viajar las copias y preservar la unidad.

Algunos se han quedado con el culo al aire y la dignidad por los suelos, claro que hay gente que esto les resbala.
El catalán que fuera presidente de la UNESCO, el socialista Mayor Zaragoza, defendió por aquel entonces que Rusia no devolviera los archivos nacionales de Letonia, Estonia y Lituania a estas naciones argumentando la importancia de la unidad archivística. Ahora, está a favor del expolio.

Cuando la generalidad comenzó los trámites el entonces diputado socialista, el salmantino Caldera, dijo que los documentos saldrían de Salamanca por encima de su cadáver. Dios le guarde muchos años, lo que no podrá impedir es que durante ese tiempo le abominen sus coterráneos. Siempre le queda renegar de sus orígenes. Basta con que siga los pasos del aragonés Pérez Carod Rovira, del cordobés Montilla o del mañico Durán y Lérida y se haga catalán como ellos.

Cada vez se les ve más el plumero.Atracan con nocturnidad a pesar de la promesa de "la Calvo" de llevarse los papeles con luz y taquígrafos. MENTIROSOS


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LA HISTORIA DE CALDERA Y EL ARCHIVO DE SALAMANCA