La seguridad ciudadana de Rodríguez
Lo que verdaderamente importa al ciudadano medio se lo pasa Rodríguez por el arco circunflejo de sus cejas.
Hoy escribiré sobre la seguridad ciudadana y la polémica suscitada este fin de semana entre el desgobierno y la oposición blandiblú de Rajoy con motivo de las 200 medidas que el PP ha presentado para mejorar la convivencia.
El ciudadano medio español ve con creciente preocupación el alarmante aumento de la delincuencia. Como no podía ser de otra forma, el gobierno y la oposición manejan cifras distintas. Si para la oposición ha aumentado en un 14 %, para Rodríguez la delincuencia ha bajado casi un 5%.
Y los ciudadanos… ¿con qué nos quedamos?
Lo que apreciamos es que los noticiarios se llenan de crímenes, atracos, robos y lo que es peor con violencia, mucha violencia gratuita. Ahora te roban 100 euros y te dan una paliza de propina, para que te quedes con algo. Es un detalle por parte del delincuente.
Para Rodríguez, que sólo ve lo que quiere, todo va bien. Sin embargo, los ciudadanos apreciamos otra cosa bien distinta y me permitiré, de forma sucinta, recordarlo.
Antes, Rodríguez, los cacos entraban en las casas cuando estaban vacías y si eran descubiertos preferían huir antes que apretar el gatillo o sacar la navaja. Ahora, golpean brutalmente a los propietarios para que confiesen dónde han guardado las cosas de valor. En el mejor de los casos las víctimas son narcotizadas, con el riesgo que esto conlleva, pero al menos, no son golpeadas y las secuelas psicológicas son menores.
Antes, Rodríguez, los ladrones procuraban no agravar sus delitos con una paliza y distinguían entre hurto y robo. Ahora no respetan la integridad física ni la vida.
Antes no había bandas organizadas procedentes de países del Este. Ahora se especializan por países, por ejemplo, la prostitución está en manos de delincuentes rumanos que se distinguen por su brutalidad en el trato a las chicas o los asaltos a viviendas están en manos de ex militares de la antigua Yugoslavia.
Antes, Rodríguez, sólo veíamos en las películas americanas los ajustes de cuentas mafiosos en los que el asesino de turno asesinaba de un tiro en la cabeza a su víctima y posteriormente huía en un vehículo de gran cilindrada. Ahora, lo vemos en directo en nuestras calles, o en los informativos con total “normalidad”. Los pistoleros no temen actuar a plena luz del día, van perfectamente provistos de armamento y tienen claro el objetivo.
Antes, Rodríguez, las pandillas juveniles pasaban desapercibidas. Ahora, procedentes de Latinoamérica han creado escuela y hay parques en nuestras ciudades por donde es mejor no pasear y de hacerlo es conveniente mirar al suelo para que no se crucen las miradas, pues eso puede ser la excusa para una agresión.
Antes, Rodríguez, la violencia en las escuelas era puntual, ahora los maestros y profesores son agredidos a diario por alumnos y padres. ¿Qué se puede esperar de una ley de educación que favorece al gandul?
Antes, Rodríguez, los trabajadores sanitarios eran respetados en su trabajo, ahora han pasado a ser agredidos.
Antes, Rodríguez, morían mujeres a manos de sus parejas y culpabas de ello al partido popular a la vez que prometías que acabarías con esta lacra. Ahora, cada año, la cifra supera la del anterior mientras insistes en que la violencia ha bajado un 5%.
Por más que Rodríguez se esfuerce, la realidad es distinta a las milongas que nos cuenta él.
¿Estará pasado por tipex el informe que maneja Rodríguez?
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