La debilidad de un presidente
Hemos escuchado a un presidente que ha pedido perdón por una frase desafortunada en la que anunciaba lo bien que estábamos y lo mucho mejor que íbamos a estar. Sin embargo, no ha pedido perdón por lo más importante, que es por su fracaso en el mal llamado proceso de paz.
Suyo habría sido el éxito de haber conseguido que los asesinos depusieran las armas y sólo suyo es el estrepitoso fracaso cosechado por una política que ha sido cualquier cosa menos antiterrorista y que ha terminado con la muerte de dos personas.
Un político honesto, ante un fiasco de este calibre, se iría a su casa. En el peor de los casos, después de reconocer su gravísimo error, volvería al pacto antiterrorista que es el que aglutina al 85 % de los votantes (PP yPSOE).
Pero nada de eso ha sucedido, Rodríguez ha dado por muerto el pacto antiterrorista y aboga por un nuevo pacto con los grupos independentistas y antiespañoles. Los mismos que apoyan a la ETA en sus pretensiones separatistas, me refiero a IU, ERC, BNG, PNV, CiU y la Chunta. Rodríguez ha hablado de alcanzar el máximo consenso y para ello cambia el 85% de los votantes por un 60% (PSOE y la comparsa). Una vez más, bajo su palabrería vacua, subyace el engaño a los ciudadanos españoles.
Después del asesinato de dos personas y la demolición de un edificio valorado en más de 5000 millones de pesetas, que pagaremos todos, después del incumplimiento de los compromisos de fin de la violencia por parte de los asesinos etasunos, a cualquier presidente cabal y decente sólo le habría quedado la promesa ante los españoles de perseguir a los asesinos allá donde se encuentren para ponerlos ante la justicia. Era el momento de actuar, de endurecer las leyes, de enfrentarse al problema y ejercer un liderazgo que la nación reclama y por el que cobra. (Cuando uno no da la talla en el puesto de trabajo le ponen de patitas en la calle)
Pero nada de esto ha sucedido. Al contrario, Rodríguez ha anunciado diálogo y paz, mucha paz.
De nuevo mentira y engaño.
No se puede dialogar con quien te mata, si no se cumple con lo que te pide. Rodríguez confunde diálogo con humillación y con cobardía.
No se puede hablar de paz cuando no existe guerra, si no unos que matan y otros que ponen la nuca, y para más escarnio se acusa a estos últimos de no querer la paz porque se resisten a poner la nuca.
Ante este desalentador panorama, hemos conocido por medio del diario GARA que Rodríguez ha negociado con los asesinos antes de la falsa tregua, incluso antes de llegar al poder. Mientras firmaba con el PP el pacto antiterrorista que prohibía expresamente mantener contactos con los terroristas, negociaba ya con los asesinos.
El resumen lo ha hecho Mariano Rajoy, que ha estado soberbio, con estas tres frases que quedarán para la posteridad:
-"ETA no está en tregua, nunca más será creíble"
-"Apoyarle a usted es un suicidio en la lucha contra el terrorismo".
-"Si usted no cumple le pondrán bombas y si no hay bombas es porque ha cedido"
Desgraciadamente, esta última es la más significativa y me lleva a pensar que a Rodríguez la ETA lo tiene cogido por los vagones, por los vagones del 11 M.
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