Un cartel para la paz

Arzalluz, uno de los grandes protectores de los terroristas asesinos de ETA, los llamaba eufemísticamente los chicos de la gasolina.


Por aquel entonces, los decentes socialistas vascos, Redondo Terreros, Rosa Díez plantaban cara a los criminales como a sus benefactores ¡Cómo han cambiado las cosas! Para bien de la ETA y para desgracia de los honestos vascos y españoles.

Hoy, el nieto del capitán Rodríguez Lozano, el que dice tener un ansia infinita de paz ( aunque menos que la estupidez que atesora), el que combate a los terroristas tildando a sus dirigentes como hombres de paz, el que verifica, verifica y verifica lo que todo el mundo sabe que es una realidad, el que dice que continuará cueste lo que cueste con lo que él llama proceso de paz , cuando es de entreguismo y de rendición, el que parece que tiene una deuda con ETA que tiene que saldar, Rodríguez, el que va a volver a engañar a Rajoy en la reunión que mantendrán ambos el viernes, ¿qué opinará del cartel para la paz que han presentados los violentos?

En el cartel se ve el cañón hueco de una pistola y dentro de él, como si fueran balas esperando a ser disparadas, aparecen las imágenes de un guardia civil jurando la bandera española, un corredor de una cárcel, la balanza que simboliza a la justicia y el anagrama del PSOE. La alegoría es clara. En la recámara siguen estando los objetivos de siempre.

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¿Un cartel así es lo que se puede esperar de quienes dicen que están a favor de la paz? Ya está bien de tomarnos el pelo, José Luis.

¿Qué declaraciones grandilocuentes tendremos que sufrir hoy? ¿Cuánta palabrería vacía escucharemos encaminada a mantener en tensión a los sectarios y engañar una vez más a los incautos? ¿Qué nuevos insultos provocarán en Pepín y el ex comunista López Garrido? ¿Cómo hacer de nuevo culpable al PP? ¿Cómo volver a justificar una vez más lo injustificable? ¡Qué papelón para los periodistas del Prisoe!

Todo esto es posible que no sea nada más que una nueva maniobra del PSOE y la ETA, como lo fue la declaración de alto el fuego. Entonces, trascendió por El País que el comunicado había sido pactado por ambos.

Podría ser que, ante la inminencia de las elecciones municipales y tras el desgaste que está suponiendo el pacto con los etarras, Rodríguez esté preparando la ruptura pactada del proceso de entrega del Estado.
El cartel y sus consecuencias (de momento Garzón ha prohibido las manifestaciones y seguro que habrá problemas) serían parte de la excusa que está buscando el gobierno.
Rodríguez se presentaría ante los ciudadanos como el pacificador que no pudo conseguir su objetivo porque el PP no le apoyó, así los culpables de la “no paz” serían los peperos.
Los asesinos, al principio, tendrían que mostrarse duros y provocar algún atentado sin víctimas para una vez pasadas las elecciones volver de nuevo a las negociaciones.
Así podrían conseguir que Navarra no vote PP y poderla entregar después a los etarras.

El mérito de esta descomunal estupidez, de este engaño masivo a los españoles es sólo de Rodríguez, nadie puede usurparle la autoría de una traición anunciada.

Mejor que esté equivocado, que mis miedos sean producto de una pesadilla, que a Rodríguez le entre el juicio y luche de nuevo con el PP contra los asesinos. Aunque ahora es cuando me parece que estoy soñando.