Cumpleaños infeliz
campaña electoral que hayan conocido unos comicios electorales en el mundo libre.
Desde que el entonces principal partido de la oposición, en lugar de mostrar su solidaridad y apoyo al gobierno legitimo de la nación, se dedicó a desviar la atención y la lógica ira ciudadana contra el destinatario político de aquella masacre: el Partido Popular. Desde entonces no han estado tan nerviosos.
A pesar de que el gobierno del PP no había mostrado en ningún momento ni debilidad ni condescendencia ante el terrorismo –fuera de índole islamista o nacionalista–, el PSOE no dudó en arremeter contra el Ejecutivo de Aznar, sin importar hacerle el juego político a los autores de la masacre. Desde entonces, continúan.
Sin la activa participación del PSOE y del grupo mediático al que sirven, no se habrían producido el acoso a las sedes de un partido democrático como el PP, en lo que sería el preludio de su bien calculado vuelco electoral. Por cierto, dos años después Rodríguez todavía no ha condenado esos asaltos.
El PSOE jamás estuvo interesado en saber quienes fueron los autores del 11-M. Ellos consiguieron echar a la calle a sus bases gritando asesinos a los populares como si Aznar y Rajoy hubieran puestos las bombas en los trenes.
Rodríguez quería conocer en 24 horas quienes fueron los asesinos, pero tras dos años de luto, NO QUIEREN SABER, y continúan acusando de mentir al PP.
La cruda realidad es que seguimos sin saber con certeza los nombres y apellidos de los autores intelectuales y materiales de la masacre del 11-M. Lo único que sabemos son los deliberados afanes del gobierno Zapateril por dar carpetazo al caso y dejar como definitiva una versión oficial de los hechos, que ha sido cuestionada por innumerables hallazgos, que van desde los contactos entre etarras e islamistas a la posible implicación de algunos responsables de las fuerzas y seguridad del Estado, tanto en el conocimiento previo de lo que se estaba preparando, como en la posible elaboración de pruebas amañadas como la Kangoo, el Skoda o la mochila que no lo era, que era bolsa, que era… que era… que era falsa. A partir de esa falacia llegaron las detenciones de “los islamistas tapadera”, que no de los verdaderos asesinos, quienes hasta hace bien poco se creían a salvo pero están empezando a estar cercados.
Sólo un dato: los objetos que estaban en los trenes fueron inspeccionados por los Tedax y por perros adiestrados en la búsqueda de explosivos. ¿Cómo se les va a escapar un bolsón de deporte enorme con 10 0 12 kilos de explosivo? Sólo pueden engañar a los sectarios porque hasta los tontos, con el tiempo, terminarán por dudar.
El talante y el respeto lo comenzó Rodríguez el mismo día 11, a diferencia de Rajoy, que dio por concluida su campaña electoral.
Él y su grupo mediático se dieron Prisa en salir a la palestra prostituyendo la jornada de reflexión con el triste Rubalcaba manifestando que “España no merece un gobierno que mienta”
Su exigencia y su inmediatez por saber "quien ha sido" no estaba destinada a evitar que los autores de la masacre quedaran impunes, sino a algo tan repugnante como saber si tenían margen político y tiempo para poder culpar, sin coste electoral, al gobierno del PP de lo que, en realidad, había sido una criminal obra de sus más radicales enemigos: los terroristas.
Es increíble. Consiguieron convencer a la gente que el gobierno que más había luchado contra el terrorismo y con más éxito, había sido el terrorista.
Entonces cuestionaron la versión oficial de la autoría etarra sin descartar otras. Hoy, dos años después, no permiten que el PP cuestione la versión oficial a la luz de las pruebas que va descubriendo el periódico El Mundo como ya hizo con los GAL y los fondos reservados hace 12 años.
Ellos eran muy demócratas porque disentían entonces de la versión oficial. Pero hoy, al que disiente de “SU” versión, lo tildan de antidemócrata y de locos como le dijo el lunes López Garrido a Rajoy por apuntar que si el asunto de la mochila se confirmaba, la instrucción del sumario llevada a cabo hasta ahora no tendría validez.
Se coman, oiga, la tarta donde les corresponde. Por algo huele tan mal. El cumpleaños no puede ser feliz. Triste, muy triste.
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