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martes, septiembre 05, 2006

¡Pobre Galicia!

En una democracia auténtica el gobierno da cumplidas explicaciones de sus diferentes actuaciones en cualquier momento y sin que lo exija la oposición. Pero si ésta lo pide es una razón añadida para no retrasar la comparecencia del responsable de turno ni un solo instante y despejar así todas las dudas.
En eso consiste la tan cacareada higiene democrática.
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Piensen por un momento en su comunidad de vecinos e imaginen, aunque es posible que no tengan mucho que imaginar, que las actuaciones que se llevan a cabo en ella, auspiciadas por el presidente de la comunidad, no son trasparentes.

Así, por ejemplo, se ha pintado la escalera pero no se presentan las facturas. Se han recargado los extintores y no se explica por qué la empresa encargada de hacerlo, que está vinculada con el presidente, ha presupuestado el doble por el mismo trabajo que la de siempre , o que una hermana de su señora es la que ahora suministra los productos de limpieza a la comunidad.
Es posible que el presidente haya obrado de buena fe, es hasta posible que sea en beneficio de todos, incluso que la comunidad se haya ahorrado dinero, sin que esto sea suponer demasiado. Pero ¿no creen que el presidente debería dar una explicación a los vecinos, que además pagan religiosamente la cuota mensual?

Antes que el propietario del quinto hable con el inquilino del cuarto de la conveniencia o no de las mejoras, el presidente, por “higiene democrática” y para que no aparezcan sombras de duda sobre su gestión, debe dar explicaciones y mucho más si algún vecino lo llega a sugerir.
No hacerlo daría lugar a habladurías y sospechas. Sería lógico que el vecindario recelase.
Si no hay nada que ocultar, las cosas se explican y el presidente se gana el respeto de sus convecinos.

Si, por el contrario, cuando se piden explicaciones el responsable alega que las dará cuando él lo estime oportuno, entonces al natural recelo se le añade una buena dosis de chulería y prepotencia. Como consecuencia, la sospecha se transforma en certeza al aderezarse con unas gotas de indignación y a posteriori ya no sirven de nada las explicaciones.

Estoy escribiendo esto, el 17 de agosto, sacrificando la hora de siesta en contra de mi costumbre, tras escuchar al excomunista y portavoz socialista, López Garrido, decir en televisión que el gobierno y sus ministros darán explicaciones cuando lo estimen oportuno en relación a la gestión que han realizado en los incendios que han asolado Galicia durante quince días. Además ha añadido que las actuaciones han sido las correctas.
¡Esto tiene que tener castigo divino!

No voy a entrar en que habría sido lo incorrecto para ellos, en qué momento admitirían un mínimo de responsabilidad, quizá si hubiese habido 4000 muertos en lugar de los cuatro que se han registrado, porque en Guadalajara hubo 11 el año pasado y también la actuación fue correcta.

El gobierno de la transparencia y el talante ha rechazado este mes las comparecencias de varios ministros por la huelga salvaje del Prat, por la invasión de cayucos y por el desastre de Galicia.
¿Qué tiene que ocultar el presidente de esta comunidad de vecinos que llegó al poder abanderando, eso decía y nos vendía, la tolerancia, la transparencia y el talante y lejos de explicar su actuación, veranea, mientras sus ministros tapan, esconden e insultan al que democráticamente, porque está en su derecho, le exige una explicación?

La higiene democrática en España huele como Galicia, a chamusquina. Tenemos todo el derecho a pensar que el responsable del olor que empieza a ser nauseabundo es el presidente de esta nuestra comunidad, el ciudadano Rodríguez.

Hace unos días, se produjo un vertido tóxico en un río gallego. Una empresa química provocó la contaminación. Si este hecho se hubiera producido con el PP estaríamos viendo por televisión los peces muertos y a los manipuladores caraduras de Nunca Mais vociferando en las calles una semana después.

Hoy 5 de septiembre, el parlamento gallego por mayoría (votos de socialistas y bloque nacionalista) ha rechazado crear una comisión de investigación y advierte al PP gallego que se olvide de pedir dimisiones porque no las va haber.

Por otra parte, el presidente de SOS Contra el Fuego, José Antonio Landín, no puede decir el número exacto de hectáreas quemadas en Galicia porque "la NASA habla de 170.000 hectáreas, pero la Xunta lo rebaja a más de la mitad". Landín ha denunciado la "actitud chulesca" del Gobierno gallego, que rescindió el convenio con el Ministerio de Defensa porque "los nacionalistas no quieren ver al Ejercito invasor de España en los montes de Galicia".
¡Pobre Galicia! Le faltó poco para salvarse de la ruina que se le viene encima, unos centenares de votos de diferencia han sido su perdición.
¿Serán conscientes de lo que hicieron esos votantes?
¡Pobre Galicia! ¡Pobre España!