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miércoles, abril 12, 2006

Quo Vadis Hispania?

¿A donde vas España?
Este domingo veía estremecido en televisión la enésima reposición de la película “Quo Vadis”.
fotos.miarroba.com

El asombro no lo producía el contemplar una vez más la vida e historia de Nerón, uno de los criminales más sanguinarios de la historia, sino las similitudes con la situación actual de España.
¿En quién pensaba mientras Nerón daba un vuelco a la historia de Roma, riéndose y componiendo poemas? ¿Lo han adivinado? En nuestro insufrible Rodríguez y en el partido gobernante, el PSO, con O de Oligarquía y donde la E de España ha desaparecido por las Cloacas Máximas del Estado.

Aquí están las semejanzas:
Nerón, fruto de un delirio juvenil, quiere cambiar Roma y no se le ocurre más que mandar a su jefe de la guardia pretoriana, Tijerino, a quemar la ciudad por los cuatro costados.
Rodríguez es el Nerón reencarnado con un trauma juvenil que emana de la pérdida del abuelísimo en la guerra civil. ¡Cómo si hubiera sido el único!
No me negarán que el actor que encarna al personaje de Tijerino, no es como Rubalcaba. Se parece en el físico y en lo malévolo que es el sicario.
El pueblo necesita encontrar un culpable del crimen cometido y Popea (véase María Teresa, la que no tiene ropa que ponerse, pero en joven) le propone que eche la culpa a los cristianos. Popea, sólo ve un inconveniente: es que el pueblo no se lo trague.
Nerón, entonces, crea escuela y pronuncia una frase que muchos gobernantes la aplican sin piedad, en especial Pepiño, Rubalcaba y por supuesto Rodríguez: “el pueblo se cree cualquier cosa, siempre que esté bien adornado”.
No me negarán que esta es la máxima del socialismo gobernante. El ejemplo más destacado es la manipulación del 11-M ¡Qué pena de justicia, Sr del Olmo!
¡Qué les voy a contar de lo que se cocinó del 11 al 13 de Marzo!

Este Nerón, solemne bobalicón, magníficamente interpretado por Meter Ustinov, dueño del mundo, divino pontífice que ensució su país con la hediondez de sus crímenes, fue eliminando a todos cuantos se oponían a sus terrores: su madre, su hermanastro, Petronio, Popea, el legado Marco Vinicio y por supuesto, a los cristianos.

La política de Rodríguez consiste en eliminar a quién le puede hacer sombra, el PP. Toda la energía la emplea en este menester y en hacer cualquier concesión si con ello debilita a la oposición. No gobierna, como no lo hacía Nerón.

Hay una escena protagonizada por Nerón que es cumbre y deliciosamente clarificadora. Está el emperador en el circo rodeado de Tijerino (Rubalcaba) y Popea (María Teresa) y tiene que decidir sobre la vida o la muerte de Ligia y Ursus, quién ha defendido a la dama de las envestidas del toro. Todo el pueblo señala con el pulgar hacia arriba pidiendo clemencia y él, haciendo ademán de condescendencia, baja el dedo condenándoles a muerte.
Nuestro presidente por accidente ha levantado el índice con Otegi, Carod, el separatismo, los enemigos de la nación española y lo ha bajado condenando a las víctimas del terrorismo, a la verdad sobre el 11M, la libertad, la educación, la familia, y a los católicos.
Nuestro zETApé, zangolotino y solemne bobalicón donde los haya, con su risa floja, sus gestos calculados y sus frases hechas, está ejerciendo de Nerón y está quemando España por los cuatro costados (empezó por Guadalajara este verano): 11M, estatuto zapatero, nacionalismos… Echa la culpa a los islamistas, a la derecha, a la Iglesia para perpetuarse en el poder.
Mantiene a parte del pueblo embelesado con su pan y circo (televisión y botellón). Capaz de tragar carros y carretas con tal de conseguir su objetivo de poder, poder, poder y más poder, destruyendo al contrario que es como más disfruta. Es el talante.

En su agonía, Nerón dice: “¡Qué insípida vida les aguarda sin mí! ¿Podrán soportarlo?”

Estaríamos encantados, Rodríguez. Sólo te quedan 23 meses. El incendio no lo vamos a olvidar y algunos nos encargaremos de seguir recordándolo día a día.

Tras la caída de Nerón, Roma recuperó la normalidad.