Tots som Rubianes
Este lunes se celebró en Cataluña la diada.
Es una jornada reivindicativa en la que se ensalza lo catalán. Hasta aquí no habría nada que objetar. Es como las fiestas de mi pueblo, en la que el que más y el que menos se cala la gorra chichonera que lucieron los abuelos, se embute como una salchicha en un fajín "colorao" y alardea de ser mejor que los del pueblo de al lado.
Lo que ya no está tan bien es que insultemos a nuestros vecinos, les quememos sus símbolos y nos enfademos con ellos si, con toda razón, se molestan por nuestras fechorías y fanfarronadas.
Recordarán al mediocre actor titiritero Pepe Rubianes cuando, hace unos meses en una entrevista en la televisión pública catalana que pagamos TODOS los españoles, hablaba de la puta España. Vean el vídeo.
Algunos “políticos” socialistas, me refiero a Carmen Chacón, vicepresidenta del congreso de los diputados de España, a Juan Clos, actual ministro de ¿Industria? de España, aunque juró como ministro de justicia y José Montilla, ex ministro de España, muerden la mano de los que les damos de comer.
Este trío de impresentables sonreía cuando en el transcurso del acto institucional de la diada un grupo de jóvenes lucían camisetas en las que se leía en catalán: "Rubianes somos todos". Incluso Montilla, hace unas horas, ha defendido al maleducado Rufianes en la presentación de su proyecto de gobierno. Hace una semana el charnego Montilla era ministro de España. ¡Qué poca ética! ¿Qué se podría esperar de su quehacer ministerial representando los intereses de España, si ahora defiende a Rubianes, el titiritero que la insultó?
Estos politiquillos no respetan ni a los que les dan de comer y les pagan un sueldo generoso que les permitirán vivir de por vida con todos los lujos.
Por supuesto, desprecian a los que les han elegido para que les representen que en su mayoría se sienten españoles y quieren a su país.
Que un grupo de independentistas exaltados ensalcen los insultos a España de un malnacido entran dentro del guión, no así la actitud de unos representantes del país al que este desgraciado insulta.
Para más escarnio, el alcalde de Madrid autorizó, que si, que no, al final fue no, la representación de una obra teatral en un teatro público de la capital. Mal, Gallardón, muy mal, pero todavía peor aún los sectarios de CCOO, que han cedido su auditorio en Madrid para que este payaso que insulta a su país pueda seguir diciendo y haciendo más payasadas. Lo que olvidan estos vividores de CCOO que proponen empleo estable cuando tienen al 70% de su plantilla a tiempo parcial es que esos locales los hemos pagados los españoles, que no sus afiliados.
Si la reacción de los ciudadanos es de rechazo, si algún exaltado provoca algún incidente, los progres que durante la diada quemaban banderas de España ante la pasividad de las fuerzas del orden acusarán a los españoles o a estos fanáticos incontrolados de catalanofobia, de provocar fracturas entre comunidades y como no de fachas, cuando ellos practican el antiespañolismo, odian todo lo español, empezando por el idioma, y son los verdaderos fascistas y totalitarios.
El que quiera que compre catalán, yo no. Con el dinero de mi bolsillo hago lo que quiero, con el que pago de mis impuestos alguien se encarga de malgastarlo.
Si un empresario contrata a este cómico, en Madrid, en Pamplona o Sevilla, me parecería correcto, pero no comprendo que con el dinero de todos los españoles se contrate al que nos insulta. Entiendo mucho menos que algunos de nuestros representantes políticos le rían “las gracias”.
1 Comments:
A mi ya ni me sorprende la estulticia nazional-sociali$ta.
Todos son rufianes.
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